Cada vez que veía este trabajo pensaba que podía convertirse en una bonita tarjeta. Es un cuadro que lleva bastante tiempo guardado, de la época que experimentaba con texturas y relieves. Nunca lo publiqué porque pensaba hacer más, pero el tiempo pasó y la idea se disolvió.
Hace unos días, recordé que tenía esta idea pendiente y que quizás sería bueno hacerla realidad. Mi primer impulso fue replicar la técnica original, tomando como referencia la plantilla con figuras abstractas de aquella composición y adaptándola a formato tarjeta.
La idea parecía simple. Pintar el fondo con acrílicos, usar la nueva plantilla para las formas y finalmente, llenar de puntos toda la composición, pero ahí comenzaron los problemas. El papel no reaccionó como esperaba, no me gustó la combinación de colores, no tenía fucsia, ni morado... Total, un completo desastre! XD
Como soy bien testaruda, seguí con mis experimentos. Probé dibujar y rellenar las figuras con marcadores Sharpie, delineando después los círculos y curvas con portaminas. Aunque me gustó el resultado y mantenía la idea original, lucía deslavado en comparación con el diseño del cuadro. ¡Era una tarjeta, meh!
Así fue, como volví a los acrílicos y a la primera muestra. Apliqué barniz al papel para plastificar y pinté muchos círculos, intentando que quedara prolijo. Luego, dejé caer una gota de pintura dentro de cada círculo para producir un efecto abultado. ¡Resultó ser todo un hallazgo! ✨️💫
Es interesante ver cómo trabajos hechos con la misma plantilla pueden lucir tan distintos con sólo cambiar los materiales y técnicas. Definitivamente valió la pena el esfuerzo. Espero seguir explorando esta idea de mezclar pintura con proyectos en papel, a ver qué más descubro de todo esto. 🙂
Hace unos días, recordé que tenía esta idea pendiente y que quizás sería bueno hacerla realidad. Mi primer impulso fue replicar la técnica original, tomando como referencia la plantilla con figuras abstractas de aquella composición y adaptándola a formato tarjeta.
La idea parecía simple. Pintar el fondo con acrílicos, usar la nueva plantilla para las formas y finalmente, llenar de puntos toda la composición, pero ahí comenzaron los problemas. El papel no reaccionó como esperaba, no me gustó la combinación de colores, no tenía fucsia, ni morado... Total, un completo desastre! XD
Como soy bien testaruda, seguí con mis experimentos. Probé dibujar y rellenar las figuras con marcadores Sharpie, delineando después los círculos y curvas con portaminas. Aunque me gustó el resultado y mantenía la idea original, lucía deslavado en comparación con el diseño del cuadro. ¡Era una tarjeta, meh!
Así fue, como volví a los acrílicos y a la primera muestra. Apliqué barniz al papel para plastificar y pinté muchos círculos, intentando que quedara prolijo. Luego, dejé caer una gota de pintura dentro de cada círculo para producir un efecto abultado. ¡Resultó ser todo un hallazgo! ✨️💫
Es interesante ver cómo trabajos hechos con la misma plantilla pueden lucir tan distintos con sólo cambiar los materiales y técnicas. Definitivamente valió la pena el esfuerzo. Espero seguir explorando esta idea de mezclar pintura con proyectos en papel, a ver qué más descubro de todo esto. 🙂